Remolino existencial
En los pasos de los versos en los que uno suele deambular, encuentra quizás más respuestas que preguntas nuevas. A veces sólo una reformación, una transmutación que manda una nueva señal y una nueva vida. A veces, sólo redirigir la misma y poder calmar un poco las dudas. Sentar cabeza y escuchar el corazón, que tanto sabe guiar a veces en pos de que uno quiere.
Dudas casi existenciales que revuelven mi cabeza
van limando la certeza, extinguiendo la constante
del concepto dominante de tenerlo todo claro,
pero es mucho más raro que diferenciar en lo oculto.
Emociones de entrevero, siempre listas para el todo.
Sin temer caer al lodo del posible estancamiento.
Mostrándose el gran cimiento que para el alma resultan
por ser las que más disfrutan los vientos más desafiantes.
Chocan siempre como antes las facetas diferentes,
necesarias y existentes en un devenir cantado.
Duelo que nunca ha cesado y de cambiante supremacía,
siendo a veces gran alegría y otras un silencio en largo.
Con una vida que prueba el límite a cada rato
querer siempre es el trato de quienes todo lo apostaron,
destino que desafiaron, por inculcar un pasado,
de existencialismos atrados a una causa más clara.
El hielo que se derrite por la pasión inmolante
de una fuerza ponderantes de sueños hechos realidad.
Donde ya no existe vanidad ni ese miedo a perderse,
no es esfuerzo sostenerse por una eternidad más.
Volver a ver ese tiempo, abrir y cerrar los ojos.
Sólo un poco, me sonrojo, con fuerzas jamás rendidas.
Sin pánico a las heridas que nos harán aún más fuertes...
...conocerte es mi suerte. De tanto jamás me olvido.
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