¿Espejismos o realidades?

Pasa el tiempo y nuevas vidas que envejecen nuestra historia... Es a partir de las experiencias, tanto nuestras como de los nuestros, que crecemos y nos definimos. Y aquí la intención de estos espejismos... estas formas de ver. Por medio de un relato quizás desvirtuado, expresar algo, con la esperanza de que quienes lean, lo encuentren de su mayor utilidad posible.

(Los textos se ubican en orden inverso de publicación. Es decir, el más reciente primero)

Una carta que espera

La carta que alguna vez esperaría que llegara a su destino, derivada de una conversación con uno mismo. Las respuestas que en parte estarán y en parte esperarán a que quien co-participe rellene. Esperar.... sólo esperar.

Son palabras que no me animé a decir. Las mismas que tantas veces esperé que llegaran a tí, pero el eco del tiempo, no muy afín a ellas, resiste su curso hasta tu ser. ¿Qué es lo que impide la llegada del mensaje? ¿Falta de valor? No sé si creerlo... al menos no esta noche.

No soy, ni seré, alguien que tenga la potestad de romper tu cristal. Tu vida de ensueño, con sus peripecias y deslices... ¿Por qué habría de perjudicarla? No sería justo que tuviera la isolencia para dar el azote casi exacto, que lograría que la imagen se redujera a meros fragmentos. A veces, sólo pareciera que el silencio elige protegerte y poner a prueba a mi razón y a esta emoción.

Mejor tomar aire... tiempo... es lo que siempre recomiendan. Pero todo va indicando la misma dirección, al final y al cabo. ¿Esperar un momento exacto? Sólo uno: Tu voluntad. Porque si voy a liberarlo todo y te revelaré mi deseo de querer lograr lo que pareciera imposible, Sólo querré hacerlo si es algo que es afín a tí. Para ello, sólo espero una palabra tuya. Una señal exacta. Si me mostraras la expresa intención de saber que ronda los aposentos del latir, verás que es lo que tan efusivamente espera tras los bastidores del corazón.

No existen presiones. Sólo el deseo de comentar, compartir y entregarte mi vida entera. Concepto que bordea lo arcaico, con un sentimiento sobre los límites de lo contemporáneo y que se sentencian con un deseo casi eterno. Aún desafiando a la vida misma, seguirá siendo cierta esta verdad. El desarrollo de la historia que se quiere vivir.

Que la oportunidad para que esto exista, no pasa, ni deberá pasar por mí. No solamente por mí. Es un gusto que tenga que ver casi en todo ello tu curiosidad, interés y sentir, el hecho de que quieras saberlo o no que es lo que te tengo reservado. Lo que tu propio latir impere con respecto a este sentimiento inevitable.

Algo debes de intuir... ¿pero cuán profundo es el agujero del conejo? Eso es lo que te dejo a tí descubrir, si así lo deseas. Sólo pídelo, y te guiaré a través de este enredado laberinto. Y está la paciencia de una vida para esperar una única respuesta.

Sólo me resta decirte la interrogante final: ¿Quieres saber que tengo para tí?