Disrupción

Una vez más, luego de un tiempo, regreso a esto que tanto me ayudó en el correr de un tiempo duro. No tuve tema durante mucho tiempo para escribir, y a raíz de una casualidad surge, y por otra, una forma de encararlo. Gracias a todos los que apoyaron esto durante sus inicios y ahora sólo queda seguir hacia adelante. Esta vez será mejor. Se los prometo. Y para los que me tienen como visitante seguido, entre hoy y mañana termino mi desaparición (Creo)


¿A dónde debe apuntar uno cuando los objetivos se agrietan? ¿Qué método se debe usar cuándo el resultado no aparece? ¿Qué estímulo se debe seguir cuándo la inspiración se debilita? Y quizás lo más crítico... ¿hasta dónde debe de llegar uno mismo en busca de lo que quiere o considere correcto?

Son curiosas las situaciones que se presentan. Especialmente curiosas cuando se presentan adversidades cuando uno cree que hace lo correcto... para otros. ¿Intentar poner en prioridad el bienestar de otros es una herejía? Si es así, sepan disculpar a este hereje, ya que la consigna que se intentó definir desde hace ya buen tiempo es ese orden de prioridades. Sin busca de recompensa, sino porque así se cree que es como debe ser y como se debe mover en función de ello.

Es cierto... cuando a alguien le atacan el propósito es cuando se puede sentir débil. Pero aún así no debe olvidar por qué hace las cosas. Por qué y para quién. Ya que ahí radica la mayor fortaleza de cada uno, en el estímulo y la inspiración que uno puede recibir. Y por ello debe estar dispuesto a todo, no sólo por el hecho de agradecer, sino que también por defender lo que uno cree.

Los objetivos se debilitan, pero los cumplimos. Los lazos sufren, pero nos inspiran a seguir. Los métodos fallan, pero se refuerzan. Los procesos son difíciles, pero los superamos. Y como personas caemos, pero nos levantamos y crecemos. Nunca olvidemos por que y por quienes somos capaces de avasallar los límites y darlo todo y más.