¿Espejismos o realidades?

Pasa el tiempo y nuevas vidas que envejecen nuestra historia... Es a partir de las experiencias, tanto nuestras como de los nuestros, que crecemos y nos definimos. Y aquí la intención de estos espejismos... estas formas de ver. Por medio de un relato quizás desvirtuado, expresar algo, con la esperanza de que quienes lean, lo encuentren de su mayor utilidad posible.

(Los textos se ubican en orden inverso de publicación. Es decir, el más reciente primero)

Reflexiones de Lealtad



Esto más que un texto, es una expresión de agradecimiento. Porque así me siento con ustedes. Porque así es lo que quiero brindarles. Mi total apoyo y absoluta lealtad. Saben lo que me cuesta largar calidez humana... pero poco a poco voy aprendiendo. Los quiero. Gracias.


Me impera esta necesidad. Me puede el capricho. Me quema el deseo. Me gana el apuro... pensamientos frecuentes en quien tiene deudas pendientes con alguien o con algo. Cada quien sabe el veneno que puede llegar a resultar saber que está “atado” a algo que hizo o dijo. Pero no siempre es nocivo...

...también están esas “dulces condenas”, a las cuales gustosamente nos sometemos solamente por recordar algo que nos da un gusto. No necesariamente conveniente, pero gusto al fin. Y la felicidad no se trata más de eso: Complacer y complacerse. El justo equilibrio. A lo que nos lleva la “atadura propia”... la que es gustosa... la “lealtad”...

...no lo niego. Son mi fuerza y mi debilidad. Mi felicidad y mi angustia. Mi alegría y mi dolor. Mi vida y mi muerte (Porque seguro que soy capaz de dar mi vida por ustedes). No hay duda de que con ustedes llegó y con ustedes anhela seguir, dando todo de sí por y para ustedes. Pero esta amalgama se da por la dualidad: Tenerlos en espíritu y no tenerlos en persona. Evidencia de que gravita más.

Porque no hay nada que no merezcan. Siempre luchen por lo que son leales y fieles a uno mismo y a los suyos. Que es la fuerza de la unidad la que los (y nos) lleva más lejos. Que ningún buitre devorará a quienes valoramos, porque ahí estaremos todos para defendernos de cualquier adversidad.
La gratitud le precede. Ahora debe seguir su reto. Su duelo. Su promesa. Pero nunca olvidándolos y siempre recordando que es por los lazos a los que le es leal que sigue en pie y que mientras crea en ellos, no será derribado fácilmente. Mira sobre su hombro... sabe que allí están. No los olvida. La “atadura”... la lealtad, lo impide. Pero así es como debe y quiere ser. Totalmente conforme y agradecido, sigue el viaje.

Caída de máscaras


Cuando un anhelo parece un suplicio y una ofensa... es lo mejor que se nos ocurre pensar. Que lo que deseamos parece simple y justo a nuestros ojos, pero tan imposibles a los ajenos. Es la idea de hoy (En sí de hace dos semanas, tuve problemas de "logueo"). Pero se los pago con una promesa: Tengo dos textos más que subiré. Uno antes del viernes y el otro para el fin de semana.
Estos montajes...estás máscaras... siguen presentes y ya amenazan con devorar la integridad. Este forcejeo vano, que día a día se muestra, que día a día es lo mismo, que no reacciona ante nada. Ni se acentúa, ni se nitiga... sólo está y sigue allí. Expectante, latente, apuntalante. Preparado para seguir con su azote.

Su receptor debería de sentirse un hipócrita por no invocar su detención. Pero no lo hace por su propia consigna. Su pacto... su promesa. Y su integridad. A pesar de no estar conforme con tal espectáculo adulador que le presentan, no desafía. Porque sabe que desatar una guerra no es la opción. Quiere cooperar a la integridad del ambiente más allá del desafío constante.

Pero además sabe el mal que conlleva. El mismo mal que tanto daño ha hecho y ahora se encuentra sellado, gracias a la luz de los suyos. Esa luz que agradece, porque sabe que es por ella que quiere crecer y no entregarse a la maldad. He aquí la ironía: Alguien que tiene un arma tan destructiva, pero reniega de usarla. Porque son y serán las luces que alumbran el camino.

Pareciera que la “ambición” de que estás máscaras cayeran está fuera del alcance terrenal. Como si fuera una herejía decir las cosas que nos gustan y las que no para saber y cambiar. Como si convivir fuera un acto insostenible. Necesita su tiempo, pero no es un acto sacrílego. Quizás uno de los fundamentos para que esto no pase sea la ambición humana, que lamentablemente, en algunos puede más. Pero atestiguarla no nos da derecho a poseerla, porque la cadena no se rompería. Y sólo sería más doloroso.

¿Qué máscara debiéramos llevar? La de nuestra identidad, nada más. Porque es de esta que brilla lo mejor de cada quien y cuando surja lo peor sabremos como afrontarlo. No hay necesidad de maquillaje, porque nada es tan hermoso como la autenticidad. No desenfundaré mis armas. No cederé a la tempestad. No quiero caer en el resentimiento y atacar. Me lo han enseñado bien, mis queridos. Y les agradezco por iluminar. Ahora, que pase el siguiente acto de esta vida, y los “disfraces” sean más gustosos.

Fundición de percepción

Bueno... hace ya un año que me embarqué en esto de la escritura (Wow. Duré más de lo que esperaba al principio). Algunos amigos no la están pasando esencialmente bien: No se vengan abajo que saben que los están cuidando. Dejen los inconvenientes menores de lado y concéntrense en lo que vale la pena. Y luchen por ello.
Gracias por bancarme este tiempo en este proyecto. Sobre todo a quienes fastidio para que lean seguido. Jejeje.




¿Realmente vale la pena sangrar? Hay quienes piensan que no vale la pena porque sangramos por nada... pero todo depende si se pretende lograr algo a cambio del derrame. No soy masoquista, evito el dolor cada vez que puedo. Claro está que por aquello que me da una inspiración estoy dispuesto a darlo todo. Por los mismos que enfrenté la mayor amenaza (mi propia oscuridad) estoy dispuesto a ir aún más allá. Porque lo que sea mejor es lo que buscaré. Quizás por mí mismo, pero seguro que por ellos.

El tiempo es mi maestro. Mientras lo dejo pasar viendo hacia el horizonte, fundo los tres tiempos en un aire para seguir adelante:
El pasado: El dulce recuerdo de sus risas, sus voces, las interminables reuniones que tantos gustos provocaron y se encargaron de forjar este núcleo.
El presente: Quizás un tanto aciago, pero es lo que le da más fuerza a mi filo para que pueda dar lo máximo por lo que quiero y creo.
El futuro: Retro-alimentador de la ilusión y el objetivo magno. El deseo de que en algún momento este forcejeo del destino concluya al fin para poder corregir las falencias y disfrutar los sucesos, pero aprender de la experiencia.
Esta alquimia selectiva es la que marca el perfil: Cada quien elige lo que ve y lo que usa para la misma. Indudablemente, mientras más positivo sea la selección, más favorables serían los resultados.

Sé que no todos la tendrán igual de fácil: Por eso apelo a su calma. Ninguna tempestad es eterna ni ningún vendaval fatal mientras no olvidemos los propósitos y los lazos. No nos resignemos por tropiezos... sino que convirtámoslos en el impulso para seguir. Recuerden siempre que no están solos. Ni ahora, ni nunca.




Ya es hora de continuar el sendero. Un nuevo duelo espera y la espada reclama una nueva emoción. La vida no es sedentaria, sino que siempre impulsa. El tenaz sabe que sufrirá, pero no se rendirá. Porque anhela lo mejor, y no sólo para sí mismo.