Leyes desafiadas

No todo concepto creado es tan rígido como parece, salvo que aspiremos a defenderlo con todo.

Solemos pensar que las leyes son inquebrantables. Que de alguna manera, se cumplen para todos y no hay excepción. Que naturalmente, estamos atados a cumplir con lo que ellas determinan o afrontar las peores consecuencias.

Pero la pregunta natural es: ¿De dónde vienen esas leyes? ¿Son acaso un mandato divino? En la mayoría de los casos, son hechas por hombres terrenales, como nosotros, para dar un sentido de justicia relativa, tratando de que sea lo más balanceada.

Pero nosotros también somos capaces de evadir las leyes, claro está que nunca buscando un pleno perjuicio de otros, sino simplemente por el beneficio propio. Hay que saber volar en las situaciones más adecuadas.

No debemos tener meido a intentar desafiar conceptos que creemos inamovibles, sino simplemente aprovechar los buenos resultados que pueden traer y esforzarnos en que no provoque daños, cosa que no suele resultar de animarse siempre a ir más alto.

Es ese efecto de adrenalina que tiene el sentirse motivado a algo que creíamos demasiado grande para nosotros, pero vemos claramente que es por demás de terrenal y lograble, e incluso mejorable para quien se lo proponga. Para quien ponga todo de sí para salir adelante ante lo que sea.