¿Espejismos o realidades?

Pasa el tiempo y nuevas vidas que envejecen nuestra historia... Es a partir de las experiencias, tanto nuestras como de los nuestros, que crecemos y nos definimos. Y aquí la intención de estos espejismos... estas formas de ver. Por medio de un relato quizás desvirtuado, expresar algo, con la esperanza de que quienes lean, lo encuentren de su mayor utilidad posible.

(Los textos se ubican en orden inverso de publicación. Es decir, el más reciente primero)

Ímpetu




Realmente no esperaba escribir nada hasta dentro de un tiempo, pero la improvisación pudo más. Elegí la narrativa estilo diario, como pequeñas crónicas de distintos momentos, desde una misma perspectiva.
Cuando la voluntad puede más que la realidad. El deseo de seguir adelante y lograr las metas se sobrepone a la furstración de un resbalón.
Para quienes saben lo que es esto, entenderán a la perfección. Para quienes estén en la duda, que esto sea una vía de claridad. Para quien va intencionado, sé que puedes. No pierdas la fé ni la calma.



“...nunca supuse que esto nos pasaría, aunque claro está que era difícil que alguien hiciera tal especulación. Ante los ávidos ojos del mundo siempre fuimos vistos como seres sumamente fuertes, virtualmente indestructibles. Casi como si tuviéramos una barrera perfecta que nos evitara fracasar. Que ingenuos los que postularon eso... y que necios nosotros por creerles...”

“...sin embargo la tormenta llegó y se encargó de enfrentarnos a nuestra propia mortalidad, la cual ya creíamos que trascendía a algo superior. Mortalidad a la cual no tuvimos más elección que resignarnos, ya que la propia adversidad nos mostró que no éramos intocables ante ella. El impacto fue duro...”

“... la desesperación nos carcomía. Estábamos perdiendo en todo frente posible, y no hablo de batallas en sí. Poco antes pensábamos que el fracaso ni siquiera era una opción. Hoy tememos que sea la única disponible.
Parece una maldición. Un castigo a nuestra soberbia. Una “contra-demostración” a la ingenuidad ajena. Una destrucción de la ilusión rotulada de intachable con un golpe letal...”

“...¿qué nos depara el futuro? Esta nube no se va. Este eclipse no cede. Mientras nosotros empezamos a entregarnos a la desesperación y a la resignación, quienes nos tildaron de deidades hoy se muestran escépticos a esta realidad. No podía ser... los titanes estaban perdiendo. Pero eso no llamaba mi atención. Lo que sí lo hacía era que algunos todavía creían en nosotros a pesar de todo. Con igual e incluso más fuerza de voluntad que antes...”

“...no tiene sentido. ¿No ven que no somos tan fieros como ellos creían? ¿Con toda esta evidencia aún siguen confiando en nuestro éxito? ¿Por qué aún creen que podemos sobreponernos a lo que sea? No los entiendo... pero eso empezaba a despertar la duda... ¿tendrán razón y podremos?... ¿realmente tenemos esa capacidad?...”

“...lo que sí es seguro es que nos abrieron los ojos y la mente... no creyeron en nuestro éxito o en nuestro fracaso. Creyeron en nuestro ímpetu. Creyeron en nuestra tenacidad. Saben que un error no te mata a menos que lo permitas. Confiaron en que lo que no haríamos sería rendirnos. Y en eso sí que tienen razón.
Mientras esté en nuestro alcance y posibilidad, seguiremos forcejeando... seguiremos insistiendo... cuanto sea necesario...”

Brazo eterno

Presentaré este sin hacer mucha alaraca en la introducción. Básicamente encontrar un medio para poder mejorar nuestras diversas realidades. En mucha gente pienso cuando lo doy a conocer, es para todos. Pero en especial a tres personas. Primero para quien me ayudó a contener la adversidad en el instante que se me presentó. Luego para quien me ayudó a abatirla después con sus alas, que además intuyó que venía esto y tú sabes por qué más.
Por último, y especialmente, para quien creo que le puede hacer más bien. Espero que puedas perdonarme algún día el no estar ahí, aunque no lo merezca. Las cosas saldrán bien. Te lo prometo. Merecen salir así.


Muchas veces me he visto obligado a sentir distintas especies y variedades de dolor. Algunas por voluntad propia, otras porque he sido un ofrecimiento a las circunstancias, las restantes caprichos de una suerte ajena. Y todas ellas me he sentido en la necesidad de escapar de él. No soy masoquista, lo evito cada vez que puedo. ¿O acaso conoces a alguien que disfrute su propia angustia?

Dudo que lo hagas. Son dos cosas de naturalezas opuestas, quizás tanto como dos lados de una frontera enemistada en plena disputa. Son sentimientos encontrados que tienen poca chance de coexistir en un mismo ser a la vez por largo tiempo. O se muestra uno o el otro si tienes motivos para sentir ambos.

Quizás, la cuestión más previsible que se pueda tener al respecto sería ¿Cómo acabar con esta angustia? ¿Cómo sofocar esta tristeza? ¿Cómo finalizar el dolor?... ¿Cómo?

Es cierto que ninguna medida aplicada es de efecto permanente, ya que no son muchas las oportunidades que se presentan para elegir enfrentar una adversidad en particular o querer demostrar algo a la “vida”. Sería demasiado simple.
Y también hay infinidad de respuestas a esas cuestiones. Respuestas que llevan a elegir medios diferentes para cada quien, acorde a lo que cada sujeto crea más sano y conveniente para sí (Buscamos apaciguar el sufrimiento, no potenciarlo).

He probado diferentes medios, con diferentes resultados. Algunos más agresivos que otros hacia el propio ser, otros más serenos. Cuestión de la circunstancia adversa. Pero de alguna forma, uno de los métodos que “descubrí” es el medio del contacto humano, en diferentes magnitudes.

Difícil de creer en la teoría, pero simple de asumir en la práctica. Extraña manera de querer insistir. De alguna forma, cuando recibía un abrazo en los momentos más complicados, llegaban a desaparecer, por un lapso, las cuestiones de esta realidad. Sin importar la gravedad de los problemas o el sufrimiento que estos ocasionaban, funcionaban como una dosis de morfina para aplacar todo.
Un alivio impresionante ante una resignación de una naturaleza similar, pero opuesta. Incluso he llegado a olvidar la noción del tiempo, como si lo sintiera trascender más allá de las barreras de la realidad. Llego a sentir, por un instante, que todo está y va a salir bien.