¿Espejismos o realidades?

Pasa el tiempo y nuevas vidas que envejecen nuestra historia... Es a partir de las experiencias, tanto nuestras como de los nuestros, que crecemos y nos definimos. Y aquí la intención de estos espejismos... estas formas de ver. Por medio de un relato quizás desvirtuado, expresar algo, con la esperanza de que quienes lean, lo encuentren de su mayor utilidad posible.

(Los textos se ubican en orden inverso de publicación. Es decir, el más reciente primero)

Ojos soñados





...y un sueño de futuro. Ha sido un mes largo con mucho en mente. Con algunos bajos pero ya más estabilizado. Gracias a todos. Dejo esto como siempre con la esperanza que sirva.


Nunca fue uno de sus mayores características el miedo. Cierto es que muestra inseguridades en más de un contexto y que el ego no se muestra como virtud, pero aun así no es el temor lo que reina. Sin embargo, este contexto despierta enormes dudas.

A pesar del tiempo le ha dado un trabajo impresionante olvidar esa mirada. Esa especie de seguridad en la que sabía que podía (y pudo) refugiarse una vez. Por un lado por todo lo vivida y la “deuda” pendiente. Por otro porque nunca quiso olvidar y se ha esmerado en que el tiempo y la distancia no sean armas en su contra.

De cualquier manera el añoro se hace sentir. Es su deseo recuperar lo perdido y no entregarse ni que lo entreguen al olvido. Es su deseo estar frente a sus ojos una vez más. Es su anhelo... una especie de sueño. Sin importar si es casualidad o plan, pero el querer ha dado su manifiesto.

Sin saber como sucedió, no le preocupó demasiado el como, sino el hecho en sí. Sabe bien que quiere volver a verla. Y sabe que no importa mucho el motivo específicamente. Simplemente importa por el lazo que una vez sintió, una vez siente y quiere seguir manteniendo. Y esos lazos no se olvidan.

Espera encontrar el momento y el lugar. Aguarda que se muestren. Y ahí serán quienes decidan el mejor paso para ellos mismos. Será lo que encuentren en el otro lo que decida.

Marcas del tiempo


...presente de reflexión...




Sueño que no es lo que era,
ahogado en una llama
Ansia del que sólo lamenta
que su nombre no exclama

Mal logrando su camino
Por una mala decisión
Sabe ahora lo que
Obtener su redención

Esa daga se quedaría
en el calor de la herida
que sólo se ahondaría
reclamando más bebida

Prometiéndose que el dolor
no será lo más temido
superará ese gran horror
y obtendrá lo perdido

Sabe bien lo que quiere
para si mismo y para otros.
Y no olvida lo que debe
de encontrar en los rostros

Lejos de ser esto un final,
sólo ventana del tiempo
Con cierta esperanza, quizás
para desafiar el viento

Expectativas


El primero de una serie... pasado...




Quizás sea hora de admitir la realidad... el pasado nunca fue un lujo. Habiendo escapado de duros momentos en más de una ocasión, no es meritorio para nada atreverse a decir que fue algo totalmente hermoso. No sabiendo lo vivido. Sin negar lo bueno, pero sin ignorar lo que no lo fue tanto.

Tampoco es una aspiración que me devore de por vida. Es el hoy el que puede marcar la diferencia. Es este momento el que se puede elegir para dejarlo todo atrás... o al menos una parte. El instante justo para diferenciar etapas. El lapso que separa lo vivido de los sueños, el porvenir. El tiempo de no lamentar y de crear.

Claro está que no es tan fácil como decirlo. El intento de rebelión contra las experiencias previas está lejos de ser instantáneo, lejos de lograrse ya. Lo que conlleva a la pregunta natural: ¿Para qué sirve? (Si tiene utilidades reales)

Aunque quizás más adecuado sea preguntarse: ¿Para quién sirve? Para quien quiera buscar un “futuro” “mejor” para sí y esté dispuesto a mejorar algunos aspectos “suyos”. Sería un poco hipócrita asumir una verdad contraria. Dejar atrás aspectos lleva cierta “disposición” y una cuota interesante de entrega.

¿Sería esa la premisa del olvido? No... no necesariamente. No es de las mejores alternativas pensarlo como un medio. Quizás sea más tentador verlo como un intento distinto para no lamentar más una especulación, y con cierta fortuna, acallar el eco del pasado que una vez quiso mostrar otro rostro.
Y claro... también quizás una “invitación” a buscar algo que en un contexto específico, sea mejor para cada quien. Pero un tiempo a la vez.